Mi foto
María, 16 años, encantada. Adoro escribir desde el primer momento que mis manos cogieron un libro y mis ojos tuvieron la suerte de poder leer aquellas palabras. Tan rayada que hasta podrías esnifarme. Vivo en un mundo paralelo y pocas veces estoy de vuelta. ¿Mi mayor miedo? Decepcionar a la gente que quiero. ¿Mi mayor consejo? Ser feliz y quererse a uno mismo, pues vas a ser la única persona que pase toda la vida contigo. No intentes entenderme, ni yo misma lo hago.

miércoles, 23 de enero de 2013

RTC; la suerte de mi vida

Increíble es querer a alguien desde que abres los ojos, desde que los abres por primera vez, desde que el corazón empieza a latir, desde que exhalas el primer suspiro de tu vida.
Estarías aferrada a ella toda tu vida, sin soltarla nunca y que te de calor, ese calor que sólo ella desprende.
De ojos marrones, profundos, sinceros, grandes y capaces de enamorar a un ciego. Con tez tersa, morena y una sonrisa que, a pesar de no ser blanca como las perlas ni perfecta como la de una famosa actriz, es la más bella imperfección que existe.
Sonriente, alegre, cariñosa, capaz de hacer lo imposible por ver sonreír a la gente que ama.
Pocas veces la verás llorar, pocas veces verás esos preciosos ojos marrones empapados en lágrimas y cuando lo hace, produce tal sensación, que sólo deseas abrazarla y no soltarla jamás.
La mejor persona que podrás conocer. Inteligente, sabia, la mujer que todo hombre desearía tener.
A pesar de su belleza, todos los días busca defectos en el espejo: arrugas, manchas, cicatrices de la vida. Mas cada día está más guapa, espléndida, maravillosa, perfecta. Cada día más sabia, más completa, más ella. 


Cada día más cerca de la perfección, perfección que para mí, ella ya alcanzó hace mucho tiempo.

domingo, 6 de enero de 2013

No muy atentamente de mí para ti:

Buenas noches o buenos días para ti, ¿quién sabe en que momento leerás esto? Y, es más, ¿quién sabe si lo llegarás a leer algún día? Supongo que dejaste de leerme hace mucho tiempo, más o menos el tiempo que hace que dejé de importarte, quizás. No lo sé, mi cabeza está llena de dudas, demasiadas para un cuerpo tan pequeño como el mío. Ya no se que hacer, estoy perdida, sin rumbo, sin un lugar a dónde ir, sin saber que camino tomar, sin esperanza alguna. Desde que te fuiste todo es muy diferente, aquella hora después de clase jamás fue lo mismo y esos viernes de miradas cómplices en el parque se esfumaron entre otras miles de cosas. Y creerás que miento si te digo que cuando te fuiste te quise más, cada día más y más hasta hoy. Supongo que será verdad eso que dicen de "más que ayer pero menos que mañana", pero claro esas frases suenan siempre mucho mejor si tienes a quien decírselas o con quién compartirlas. Pero bueno, no quiero irme de contexto y ya me estoy yendo por las ramas, cómo sabes que hago siempre. ¿Lo sabes, no? No sé, ni si quiera sé hasta que punto me conoces cuando yo se tantísimas cosas de ti. Será que estoy loca, majareta, chiflada o, cómo muchos dicen, enamorada, que viene siendo más o menos lo mismo. A veces pienso que estoy obsesionada, que me quedé con todos los detalles de cada momento que pasé contigo, con cada sonrisa, cada mirada... Que me quedé con todo con aquello que me hizo feliz. Pero no puedo más, te juro que me gustaría coger todos esos recuerdos, meterlos en un baúl y tirarlos al mar, para que se vayan lejos y no vuelvan jamás. Pero no puedo, no consigo reunir el suficiente valor para hacerlo y la verdad es que no comprendo del todo por qué, pero estoy perdida, sin rumbo, sin ti. Y necesito dejarlo todo atrás de una vez por todas y abrir los ojos a otras posibilidades, porque no me compensa estar aferrada a ti de esta manera, no me conviene. Así que, con todo el dolor del mundo y los ojos llenos de lágrimas, me despido y espero que esta vez sea para siempre. 


Te quiero, te quiero como nunca he querido a nadie y siempre lo haré, aunque a partir de ahora sin dolor ni más llanto.
Adiós, mi vida.