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María, 16 años, encantada. Adoro escribir desde el primer momento que mis manos cogieron un libro y mis ojos tuvieron la suerte de poder leer aquellas palabras. Tan rayada que hasta podrías esnifarme. Vivo en un mundo paralelo y pocas veces estoy de vuelta. ¿Mi mayor miedo? Decepcionar a la gente que quiero. ¿Mi mayor consejo? Ser feliz y quererse a uno mismo, pues vas a ser la única persona que pase toda la vida contigo. No intentes entenderme, ni yo misma lo hago.

martes, 21 de mayo de 2013

37 y esas cosas.

Y al final, todo conduce a una misma conclusión, un punto, un momento, una circunstancia. La fugacidad de la vida, lo que hoy viene mañana se va, aunque tal vez lo que llegue mañana sea para siempre. Un beso en el momento adecuado, una caricia en ese preciso instante, una carcajada que haga olvidar y ese suspiro que dice más que cualquier grandioso discurso. 
Notarlo, sentirlo. Sentir el roce de tus dedos con los míos, entrelazándose con fuerza. El sonido de un piano de fondo, el sonido de un beso, de nuestras respiraciones aceleradas y de un susurro. Sentir un cosquilleo en la barriga y una presión en el pecho. Sentir que se acerca, su nariz, tu nariz, juntas. Lo sientes, sabes que está ahí, sientes su respiración, lo sientes a él. Sus ojos se posan en los tuyos y un escalofrío te recorre todo el cuerpo. Y entonces sonríes, sonríes afortunada de poder decir un "te quiero" y escuchar "y yo". 



Y es que, ¿acaso hay alguna sensación mejor que querer y ser querido?