Recuerdo una vez que me contaron aquel cuento de esa perfecta princesa que, tras mucho sufrimiento, por fin conseguía su príncipe azul. Ese prototipo de historia que todas escuchamos y que, lo que es peor, creemos. Y ahora estás tú, la princesa más bonita de todos los cuentos, asomada a tu balcón con la mirada perdida, incomprendida al ver marchar a ese que creías que iba a ser tu principe. Pero ahora escucha, princesa, llegó la hora de luchar, de ponerse en pie, recogerse el pelo, quitarse la corona y ponerse la armadura. La vida no es toda un camino de rosas, es cierto, pero por ese camino lleno de espinas, siempre encuentras alguna rosa que está dispuesta a seguir contigo y yo voy a estar siempre en tu camino, ya puede ser de rosas, ya puede ser de espinas, que yo siempre estaré a tu lado. Sonríe anda.
Te quiero, princesa.