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María, 16 años, encantada. Adoro escribir desde el primer momento que mis manos cogieron un libro y mis ojos tuvieron la suerte de poder leer aquellas palabras. Tan rayada que hasta podrías esnifarme. Vivo en un mundo paralelo y pocas veces estoy de vuelta. ¿Mi mayor miedo? Decepcionar a la gente que quiero. ¿Mi mayor consejo? Ser feliz y quererse a uno mismo, pues vas a ser la única persona que pase toda la vida contigo. No intentes entenderme, ni yo misma lo hago.

jueves, 12 de abril de 2012

And I set fire to the rain



Dicen que el mayor error, y más común, del ser humano es intentar sacar de la cabeza aquello que no sale del corazón. Dicen también, que cada persona que llega a nuestra vida nos aporta algo, que nunca se va sin dejar nada. Mas hay personas que nos aportan mucho, quizás demasiado. Se clavan en nuestro corazón de tal manera, que nuestra felicidad llega a depender de ellos. Palabras que te dejan sin aliento, ausencias que matan, besos que te envuelven y acciones que duelen. Es increíble cómo alguien, una simple persona entre millones más, puede llegar a marcar tanto tu vida, pero lo hacen. Dejan su imagen, su aroma, su sonrisa, sus ojos y todo su encanto clavado, grabado a fuego, tatuado en tu corazón. Y llega el momento en el que te das cuenta de que ese tatuaje, es simplemente eso, nada más, pues la persona que quedó grabada en ti, ya no está contigo. Y te dispones a borrar como sea ese tatuaje del corazón y todas las cosas que con él te están haciendo sufrir. Te das cuenta de que, a parte de estar en tu corazón, también está en tu cabeza y no parece que esté por la labor de salir. Entonces es cuando empiezas a comprender que las heridas están para ser cerradas y que, aunque la cicatriz te persiga por el resto de tu vida, no te volverá a doler nunca más.

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