Esta mañana me levanté con la esperanza de que cuando abriera la ventana, un enorme rayo de sol me cegara los ojos. Pero no fue así, cuando sonó el despertador a las 9:00, salté de la cama con un brinco y abrí la ventana. Me quedé asombrada, mucho más de lo que me hubiera quedado si hubiera visto ese gran rayo de sol que tanto esperaba. En vez de eso, pude contemplar un cielo azul oscuro repleto de estrellas preciosas. Yo no salía de mi asombro, eran las 9:00 y todavía no había ni rastro del sol, todo lo contrario. Me senté en la ventana y probé a contar estrellas. Era divertido, relajante. Cuando iba contar la 263 no pude hacerlo, se movió rápidamente, como un rayo. No lo pensé dos veces, cerré los ojos con fuerza y pedí un deseo, el deseo que había reservado por si aquella noche veía una estrella fugaz.
Cuando nuevamente abrí los ojos, todas las estrellas habían desaparecido, dejando a cambio un enorme techo de color malva y una cama revuelta en la que yo estaba tumbada. Supe en ese instante que había sido un sueño, pero un sueño magnífico. Pero, ¿y qué pasaba con mi deseo?.
Bajé de la cama con cara de pocos amigos, me acerqué a la ventana y la abrí sin ganas.
Y allí estaba, el enorme sol dañandome los ojos con fuerza, como yo había deseado.
Me encanta!
ResponderEliminarQuiero uno igual de positivo siempre, que me alegre el día... Lo voy a pedir como deseo cuando vea pasar una estrella fugaz (L)