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María, 16 años, encantada. Adoro escribir desde el primer momento que mis manos cogieron un libro y mis ojos tuvieron la suerte de poder leer aquellas palabras. Tan rayada que hasta podrías esnifarme. Vivo en un mundo paralelo y pocas veces estoy de vuelta. ¿Mi mayor miedo? Decepcionar a la gente que quiero. ¿Mi mayor consejo? Ser feliz y quererse a uno mismo, pues vas a ser la única persona que pase toda la vida contigo. No intentes entenderme, ni yo misma lo hago.

martes, 27 de marzo de 2012

HE



Todo, y cuando digo todo es todo, tiene un final, termina. Cada vida es como un libro. Cada página representa un día de nuestras vidas y cada capítulo una etapa. Y como todo, cada etapa o época tiene un cierre, cierre que nunca acaba bien. Las historias de amor, las amistades, un viaje... Cada capítulo termina con nostalgia, pena, tristeza... Por eso es que afirmo que los finales felices no existen. Todas las princesas y sus "y vivieron felices y comieron perdices" sólo forman parte de un cierre provisional. ¿O acaso se sabe que le pasó a la Cenicienta después de casarse con su príncipe? Nadie lo sabe y probablemente no se sabrá nunca. Puede que no fuera feliz o tal vez sí. Pero en los cuentos reales, en la vida, nada de esto sucede. Todos los finales son tristes, no existe un final feliz. ¿Que por qué? Por el simple hecho de que los finales felices, son historias sin acabar.

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