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María, 16 años, encantada. Adoro escribir desde el primer momento que mis manos cogieron un libro y mis ojos tuvieron la suerte de poder leer aquellas palabras. Tan rayada que hasta podrías esnifarme. Vivo en un mundo paralelo y pocas veces estoy de vuelta. ¿Mi mayor miedo? Decepcionar a la gente que quiero. ¿Mi mayor consejo? Ser feliz y quererse a uno mismo, pues vas a ser la única persona que pase toda la vida contigo. No intentes entenderme, ni yo misma lo hago.

jueves, 23 de febrero de 2012

Beginning



Y después de unos días volvió a aquella habitación llena de polvo y millones de trastos.
-Parece como si hubiera pasado un huracán por aquí.-susurró al ver aquel desastre.
Se dirigió a su armario y lo abrió lentamente y allí estaba todo, intacto, como ella lo había dejado. Se sentó en el suelo, en un punto en el que podía verlo todo y agitó la cabeza. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero antes de que pudieran descender por sus mejillas se deshizo de ellas. Seguidamente se mordió el dedo índice, cómo hacía siempre que estaba nerviosa, histérica, mosqueada. Y, sin quererlo ni poder evitarlo, lloró. Lloró y chilló como nunca antes lo había hecho. Como si se estuviera muriendo, como si el dolor la quemara por dentro, como si estuviera locamente enamorada. Cuando se le pasó, se levanto y sonrió amargamente. No tenía mucho tiempo, tenía que irse de allí cuanto antes. Esa cama, esa habitación... No le traían más que recuerdos rotos. Buscó en un cajón algo de ropa para los próximos días y allí la encontró. La nota. Esa nota que en el pasado tantas veces había leído y tantas sonrisas le había sacado en sus peores días. "No llores, ríe. No dudes, hazlo. No calles, grítalo. No desistas, vuélvelo a intentar". Y el día que encontró esa nota, fue el día que comenzó a ser feliz.

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