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María, 16 años, encantada. Adoro escribir desde el primer momento que mis manos cogieron un libro y mis ojos tuvieron la suerte de poder leer aquellas palabras. Tan rayada que hasta podrías esnifarme. Vivo en un mundo paralelo y pocas veces estoy de vuelta. ¿Mi mayor miedo? Decepcionar a la gente que quiero. ¿Mi mayor consejo? Ser feliz y quererse a uno mismo, pues vas a ser la única persona que pase toda la vida contigo. No intentes entenderme, ni yo misma lo hago.

martes, 29 de noviembre de 2011

333


Párate, detente. Piensa, mira a tu alrededor. Últimamente vas demasiado rápido, ¿no crees?. Vas tan rápido que no te das cuenta de todo lo que ocurre a tu alrededor. Es normal, estás enfadada, el mundo va en contra tuya, todo te sale mal. Te mosqueas, aprietas los dientes y lloras de rabia. Impotencia. Poco a poco se juntan más cosas y eso hace que vayas más deprisa, mucho más deprisa. Vas tan rápido que hasta te asustas de ti misma. Detente, por un momento, detente. Cierra los ojos y cuenta hasta diez. Ve despacio y fíjate en todos los pequeños detalles. Y es ahí, en ese preciso momento, en el que te das cuenta de que le importas más de lo que creías a esa persona. Que tienes miles de amigos por los que merece la pena ir despacio. Te das cuenta de que hoy es el día 333 de año y que echas de menos a demasiadas personas. Tal vez, ir deprisa te haga olvidar, al menos por momentos, de todas las cosas malas que tiene la vida. Pero ir despacio, recompensa. Lo hace porque te das cuenta de que te quieren y de que tu mundo no tiene que girar entorno a nada ni a nadie. ¿Por qué no lo pruebas?. Puede que descubras muchas cosas más por las que vale la pena ir despacio.

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